domingo, 1 de abril de 2012

LA HISTERIA PREDOMINA (también en el fútbol)

Así como la sociedad demuestra manifestaciones de histeria diarias y cada vez mas palpables, el fútbol sigue -en la Argentina- similar camino. Trataré de trazar un paralelismo entre actitudes histéricas con las que nos topamos todos los días y hechos que acontecen en el "mundo fútbol", a fin de demostrar el acierto de esta afirmación.
1o) Mujeres y hombres, histéricamente, chatean, intercambian mensajes por redes sociales y muestran sus atributos por estas modernas vías de comunicación, pero nada -o muy poco- se concreta en la realidad. Últimamente, el Twitter es utilizado por estrellas, periodistas y aficionados con idéntica finalidad, incluyendo las lamentables amenazas de "barras bravas". Histeria total: de aquello que allí se dice, poco se verifica en la "práctica".
2o) Las protestas a los gobiernos, a las parejas y ex parejas, a los adversarios de turno y, en general, a todo aquello que no nos satisfaga, se multiplican por doquier; pero, pocas veces, en un "mano a mano" o en un "cara a cara". Histéricamente, en el fútbol se hacen correr rumores, se ventilan corrillos o se manifiestan disconformidades sin que, a ciencia cierta, se sepa bien quien lo hace.
3o) Casi compulsivamente, mujeres y hombres cambian de parejas, relaciones, amistades, favoritismos y preferencias. En el fútbol, del mismo modo se cambian los entrenadores.
4o) Casi siempre se intenta volcar la culpa en otro, sin reconocer nuestras propias actitudes. Los profesores "reprueban" exámenes, la pareja se comporta mal, otro conductor tiene la culpa de un accidente, y así sucesivamente. En el fútbol, los destinatarios de esa "responsabilidad" son, normalmente, los árbitros.
5o) Las "conjuras" están a la orden del día. En lo laboral, en lo afectivo, en la vida cotidiana. En el fútbol, las "conspiraciones" parecen tejerse desde el anonimato, como si el conspirador fuera quien hiciera o evitara goles.
6o) También predomina la "victimización" desde todos los ángulos. Novias, novios, padres, hijos, gobiernos, etc., son los victimarios. Ello también ocurre en el fútbol: aquí, los victimarios son los campos de juego, los dirigentes, las autoridades, los árbitros, el adversario, etc.
La lista podría ser interminable. Les confieso, estoy cansado de la histeria, en todos los ámbitos. Será cuestión de que nos tornemos mas maduros y podamos asumir nuestros actos con absoluta libertad y responsabilidad, haciéndonos cargo de lo que nos corresponde. En el fútbol, comenzar a seguir dicha conducta, posiblemente sea el comienzo de una transformación que, a esta altura de los hechos, la Argentina reclama a gritos.