La administración y gestión de los clubes profesionales argentinos está siendo mirada con lupa; estamos atravesando un momento en el cual, como nunca en la historia del fútbol profesional, todo está cuestionado. Algunos episodios públicos resultan casi increibles a esta altura de la evolución de la actividad. Las declaraciones se suceden, las contradicciones brotan como agua de un manantial y las falencias organizativas se destacan de manera relativamente simple, casi sin demasiado esfuerzo.
El centro, sin dudas, es la situación económico-financiera de los clubes. Sin embargo, ello es la punta del iceberg. La realidad es mucho mas profunda porque, tras esas cuestiones, subyacen tres características que se denotan de manera contundente. A mi entender, ellas son:
1. Falta de adecuación de las gestiones a los tiempos que corren. Es decir, una carencia de inserción en la economía general, en la globalización deportiva y en la utilización de parámetros de gerencia que se imponen en todo el mundo.
2. Difusos planteos sobre las bases de cualquier gestión deportiva. La misión, la visión, la identidad y las estrategias hacia el futuro, no están claramente planteadas. Los problemas se resuelven de acuerdo a las urgencias, sin permitir trazar líneas directrices sólidas y perdurables en el tiempo.
3. Comunicación contradictoria. No se trata de "hacer prensa" como frecuentemente se escucha en el seno de los clubes. Comunicar es una tarea mucho mas amplia, que también registra diseños, estrategias ante los conflictos y otros parámetros propios de esta verdadera ciencia.
Se requiere mucha mas profesionalización, más participación de profesionales que acepten los desafíos y actúen conforme a sus conocimientos. Creo que se impone una apertura y el ejemplo de varios clubes puede ser un camino a seguir. En ello, Boca, Vélez, Lanús, Estudiantes de La Plata, Atlético de Rafaela y Sarmiento de Junín, entre otros, pueden ser tomados como el inicio de estos cambios.
Amén de ello, se requiere un mayor control, sobre todo cuando parte de los fondos con los cuales las entidades deportivas se financian provienen de aportes estatales. El cumplimiento presupuestario y el establecimiento de mecanismos sancionatorios claros y concretos parece ser el futuro. La UEFA, en el medio de la crisis económica que azota a Europa, intenta abrir un camino de interesante estudio.
Como ya lo dije en mi libro "Régimen Jurídico, Administración y Gestión de Clubes Deportivos" aparecido sobre finales del año 2011, es menester profesionalizar la pasión que implica dirigir un club del cual los dirigentes son hinchas o simpatizantes. Porque, en verdad, las instituciones deportivas están por sobre dirigentes, jugadores, entrenadores e, inclusive, sus propios hinchas. De allí que, ciertos vientos de cambio deban ser bien recibidos aunque, en verdad, solo el tiempo demostrará si se trata de buenas intenciones o si la realidad, la responsabilidad y el profesionalismo comienzan a imperar en un fútbol que pide "a gritos" adecuaciones acordes a estos tiempos.
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